¡Si se
quiere estimar a Cristo, hay que estimarlo por encima de todo! Sobre
todo, antes que todo, por encima de todo y más allá de todo, ¡más que cualquier
otra cosa! ¡El primer lugar le debe pertenecer a El!
De todo tu
tiempo, el más importante debería ser el que pasas con el Señor! ¡Descuidar tu
relación con el Rey de reyes porque estás muy ocupado con los asuntos del reino
puede ser desastroso para tu vida espiritual y tu comunión con el Señor!
"No tendrás dioses ajenos delante de Mí". ¡Ni siquiera Su servicio!
¡Ni siquiera las almas perdidas! De modo que a ti te concierne dedicarle un
ratito a Dios, ¡y deberíamos dedicarle un tiempo todos los días! ¡Cada día!
¡Si pones primero al Señor y te deleitas en El
por encima de todo, El podrá confiarte otras cosas, pues estas ya no se
interpondrán entre tú y el Señor! ¡No sustituirán ni restarán importancia al
Señor en tu vida, ni te distraerán, sino que servirán como suplemento y ayuda y
lo único que harán es engrandecer tu servicio para el Señor! ¡Y todas las cosas
te serán añadidas mediante Su poder, Su fortaleza y Su fuerza, y a Su tiempo!
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